Cómo cargarse un logotipo – Situaciones de diseñadores

Ángel Madrid • 4 de agosto de 2020
En esta entrada os quiero transportar a algunas de las sensaciones y situaciones a las que los diseñadores tenemos que enfrentarnos a diario, no es una queja, sino más bien, una reflexión con la que pretendo concienciar un poquito más a nuestros queridos y necesarios clientes para que no se carguen su logotipo. Empexamos con la entrada de blog: Cómo cargarse un logotipo – Situaciones de diseñadores.
Cómo diseñadores nos solicitan ayuda, ya que somos expertos en llevar a cabo la idea gráfica de un proyecto, la creación de un logotipo, etc. Sin embargo, nos encontramos muchas veces en las que el cliente una vez que hemos realizado su logotipo (por ejemplo) se vuelve «diseñador» también (detectar el sarcasmo), comienza a opinar y realizar «sus retoques» a nuestra creación. Es así como empieza a cargarse su logotipo.
La idea es simple
Es muy sencillo, si has acudido a un profesional (no un corta/pega), este le ha dedicado su tiempo, energías, experiencia, esfuerzo, junto con, investigación, formación y determinación, es evidente que las creaciones que te muestra (siendo su criterio) están estudiadas y meditadas. Por esta razón, ¿por qué te cargas tu logotipo? Examinemos las posibles razones.
Comencemos examinando estas tres premisas (que no nos las únicas) en las que nuestro «cliente» llegará a cargarse su propio logotipo.
El síndrome de nunca estar satisfecho
Este síndrome está más extendido de lo que parece, es decir: cuando nosotros cómo diseñadores expertos presentamos una creación, el cliente tiene que darle «su toque». Este consiste en cambiar la tipografía, matizar algún color o hacerte dar vueltas a algo que estaba bien desde el principio.
Podríamos decir que hay que entender a este tipo de cliente, quizá por su dilatada experiencia cómo empresario tiene esta característica de no estar de acuerdo con nada a la primera, sin embargo, sintiéndolo mucho los diseñadores no estamos de acuerdo con esta justificación tan floja.
Aunque quizá me equivoque, voy a poner un símil para que todos lo entendamos: cuando este caballero o señora va a comprarse un flamante coche de alta gama, ¿cuestiona la calidad del vehículo? ¿le pide al ingeniero que le cambie la forma del cenicero? o ¿sugiere un color nuevo que no tienen? Normalmente esto no se hará, ya que se evidencia que en este vehículo de alta gama la marca ha pensado previamente en todo esto -es curioso pero este tipo de personas suele llevar un vehículo de lujo pero que denota que no tienen gusto ninguno-.
De la misma forma un buen diseñador antes de presentar una creación habrá consultado y estudiado previamente al cliente, se habrá guiado por el lenguaje de los colores para transmitir lo que pretende el cliente con la creatividad y se habrá asegurado de que la creatividad sea única y no un plagio o esté registrada. Además, estará en consonancia con las tendencias actuales, adaptada para medios y posiblemente con todas los requerimientos para poder llevar a cabo esa creación en todo tipo de soportes.
Bien, pues de esta forma algunas personas se cargan su propio logo: «retocando» la creación de un profesional.
He visto mucho la tele
Y es que es así, hay «clientes» que durante toda su vida han visto mucha publicidad en diferentes medios, he incluso es muy posible que hayan experimentado con diferentes de estos y creado campañas en ellos. A todos ellos: enhorabuena.
Aun así, esto no significa que el diseñador no sepa lo que hace, en muchas ocasiones el cliente aún vive el siglo XX a nivel publicitario (y en otros niveles también) por lo que no siempre ese criterio es válido. Las tendencias cambian y los clientes o el público objetivo también, no es lo mismo realizar un anuncio para un periódico que una creatividad para redes sociales y así podría poner un sinfín de similitudes.
En otras ocasiones el susodicho tiene unas expectativas demasiado elevadas para su proyecto, me explico: es cuando un empresario o empresaria cree que su marca, empresa o proyecto se puede comparar con alguna multinacional.
Bien, si usted cómo cliente ha acudido a un diseñador profesional con un presupuesto limitado por «a ver qué pasa» en más que evidente que no se le hará una creatividad digna de coca-cola, más que nada porque marcas cómo la mencionada no tienen a un diseñador sino a un equipo completo de diseñadores, estas marcas hacen estudios de impacto visual, económico y estratégico de una creación así y evidentemente el presupuesto para todo esto está muy calculado y sobredimensionado en la mayoría de las ocasiones.
Esta es otra forma de cargarse su logo: querer que sea algo más grande de lo que debe.
No sé lo que quiero… o sí… o no…
En este sentido es lo más desconcertante del mundo para un diseñador, pero tristemente lo que más sucede.
Nos encontremos con «clientes» que nos explican su idea, su negocio o su proyecto y luego nos dicen: «estoy en tus manos»; ¡por fin! un cliente que cree en nosotros y le realizaremos un logotipo o creación digna de todo lo que nos ha explicado, porque, confía en nosotros…
Como se dice en las redes: ¡Fail! Y es que, después de haber creado un diseño perfecto para nuestro cliente, este nos dice: «eso no es lo que quería»
En ese momento además de querer matarlo, nos armamos de paciencia e intentamos adivinar qué es lo que tiene en su mente; porque los diseñadores somos adivinos claro, sabemos lo que piensa nuestro cliente, si tiene determinados gustos, etc. (nótese mi ironía)
En ese momento nos deja claro que su proyecto se basa en una emocionante idea creada en la barra de un bar con los amigos haciendo un brainstorming improvisado y con algo de alcohol de por medio. O es una idea revolucionaria basada en que «de eso no hay».
Estos «clientes» deberían saber que existen protocolos de viabilidad de un producto o negocio, que hay que estudiar la competencia, que hemos e realizar un estudio de mercado, un DAFO y muchos otros procedimientos que nos llevarán a crear de manera fiable esa marca o producto.
Y aquí es donde nos encontramos con la tercera premisa de cómo cargarse un logo: no tenemos ni idea de que es lo que queremos.
Conclusión
Si eres un diseñador estarás de acuerdo con todo lo que he mencionado aquí, un consejo: paciencia, pero nunca dejes de reeducara tus clientes, tienes que ser firme en tu criterio y fiel a tus creaciones.
Por otro lado, si eres cliente, ten encuenta que si pides «ayuda» a un profesional del diseño es muy complicado que este no ponga todo su empeño en tu encargo, al fin y al cabo será su creación y su aporte.
Y por favor, no te cargues tu logotipo…
Deja tu comentario